13. Una Buena Noticia  

Publicado por Oliver Luk


Cuando todos nos estábamos ahogando en la miseria, pasaron dos cosas que sí subieron un poco el espíritu de las personas. Primero fue la llegada tan ansiada de Iván y Javier. No sabíamos cómo, pero cada vez que ellos dos llegaban, el grupo volvía a ser unido, feliz y contento.

El otro caso se dio al recibir una llamada de Pablo. Yo me encontraba en el almuerzo de despedida de año con los chicos del trabajo, y por atender el celular, tiré una silla en pleno restaurante, todos me gritaron como si fuera el tío ebrio que no sabe controlarse y tuve que salir del local en pleno rayo del Sol para que me pudieran atender.

- Acabo de recibirme - me dijo el muchacho, emocionado.

- Bien, yo sabía - le dije.

- Estoy tan emocionado que apenas puedo hablar - respondió. - Pero pasó finalmente.

- Imagino que esta noche haremos algo para celebrarlo.

Por supuesto que mandé un mensaje general a todos mis amigos para que nos pusiéramos en trámites para la organización, aunque voy a destacar que se mostraron más conmocionados por la muerte de Brittany Murphy que por la felicidad de Pablo. Yo para esa altura llevaba 20 horas sin dormir, porque luego del Evento, me desperté a las 17 de la tarde del día siguiente y pasé la noche de largo para ir a trabajar.

Cuando esa misma tarde quise dormir, Javier vino de visitas a verme, lo cual me sorprendió gustosamente, por lo que aguanté el sueño y organizamos mejor lo que haríamos a la noche. Para cuando se fue, ya para mí eran 26 horas y media que no pegaba un ojo, así que recosté mi cabeza un poco así estaba mejor para la noche.

Para cuando volví a abrir los ojos ya estaba el Sol del día siguiente y me quise matar. ¡Me había perdido el evento que yo mismo había organizado!

Pero fuera de eso, Erica no viajó con su marido de vacaciones, por lo que nos pusimos en estrategia para la noche de Año Nuevo. Como mis padres me dejaban solo porque también viajaban, invitamos a Tobías quien aceptó con gusto la oferta.

Y así pasamos a una nueva etapa sin dramas. Envueltos en una felicidad tan extraña como surrealista, esperando que dure o, al menos, disfrutarla mientras la tengamos.

12. El Evento del Año  

Publicado por Oliver Luk

Como todos los años, cerca del final, en la ciudad se organiza el Evento del Año.

La temporada pasada, Ana había conseguido hacernos ingresar, pero ahora era Martha la que se encargaba de conseguirnos un lugar en la lista de los pocos afortunados que se iban a mezclar con la gran alta sociedad. El problema fue que la selección que hizo de los invitados, quizá no fue la más lógica.

En primera instancia, estaríamos Guillermina, Ana y yo, los cuales nos llevamos bien, ahora que Guillermina y yo volvimos a ser amigos y que todo entre nosotros estaba perfecto.

Pero también invitó a Jessica, a quien no le hablo. Estaba invitada Susana, a quien se generaría un momento incómodo con Ana porque ambas estuvieron, a días de diferencias, involucradas emocionalmente con Tobías. Pero no siendo esto suficiente, estaba invitada Erica, quien no se habla con Susana por el problema que tuvieron relacionados al padre del hijo de la primera. Vanesa también figuraba en la lista, quien acababa de sufrir un altercado con Erica por algo relacionado esta vez al marido de la primera. Y por si este drama no fuera suficiente, también decidió asistir Eugenia, quien es la ex novia oficial de Tobías, por lo cual se generaría un triángulo entre las mujeres bastante divertido. Y para completar el trombón de personajes bizarros, Lucas, a quien ya nadie lo soporta directamente, también asistirá.

Así que planeaba pasar una noche tan divertida, que practicamente llevaría palomitas de maíz y me sentaría a ver cómo se matan entre ellos.

El problema fue cuando, cerca de las 21.30, fui a buscar mi entrada en la casa de Martha. La misma que pagué hacía una semana atrás pero le pedí a ella que me la guardara para no perderla yo.

La chica no reaccionó bien ante mi pedido.

- Pero si tú tenías tu entrada - respondió, aterrorizada.

- No, mi vida, te la dejé a ti - dije, algo cínico. - Cuando vine a comprártela.

- Ay, Dios - dijo, a punto de agarrarse un infarto. - Esa era la entrada que sobraba y que se la di a mi vecino.

De más está decir que casi le arranqué los ojos.

Pero la situación fue aún más incómoda cuando tuvo que pedirle al vecino que le devolviera la entrada, unos veinte minutos antes de que comenzara el evento.

Afortunadamente, consiguieron otra más para él, así que todos estuvimos disfrutando esa noche sin culpas, pero con más problemas de los debidos.

11. Histérico  

Publicado por Oliver Luk


En un primer momento me sentí como en el final de temporada de una serie que habla de un grupo multitudinario de amigos. Parecía ser que el fin de año había revolucionado a todos por igual y se encontraban en grandes arranques de histeria, o a puntos de cambiar sus vidas o con antojos de subirse a un avión y volar a una isla desierta con un monstruo dando vueltas alrededor.

El primer día de la semana me desayuné la noticia de la muerte de Brittany Murphy, la cual me causó una rara sensación debido a que si bien no era fanático de la actriz, sí me gustaba mucho. Mandé un mensaje, aprovechando una promoción, a todos mis amigos anunciándoles esa bomba.

Recibí, para mi sorpresa, una llamada de Pablo.

- ¿Cómo estás? Quería llamarte porque hace mucho no sé de ti - me dijo, con un dejo de melancolía. - No me preguntes cómo estoy yo porque mañana rindo la materia final de mi carrera y eso me está poniendo con un cargo de emociones distintas que no sé para dónde salir corriendo.

Lo cierto es que este año Pablo vivió un desenfreno catastrófico con respecto a su trabajo. Había empezado ya a ejercer, si bien le faltaba todavía la residencia, pero estaba como enfermero en tres clínicas distintas. Dos trabajos de los cuales los hacía al mismo tiempo, y eso ursurpó todo empeño en su vida social, por lo que no me sorprendió su llamada ante mi primera muestra de demostrarle que para mí aún seguía existiendo.

- Mañana se decide todo, ¿eh? - pregunté.

- Así es - respondió. - Eso me tiene enloquecido, porque a cada instante me doy cuenta que hay un detalle que se me escapa. O de repente encuentro con algo que no tengo bien sabido.

- Pero relájate - intenté serenarlo. - A lo sumo, ¿qué puede pasar? Si las cosas salen mal ahora, en febrero tienes otra oportunidad.

- Lo que pasa es que yo saliendo bien, se me abren muchas puertas - reconoció.

- Entiendo el punto - dije. - Pero de todos modos no sirve que estés en este estado. Cóntrolate o los nervios te pueden jugar una mala pasada. Eres perfecto en lo que haces, y estoy seguro de que todos confiamos en que saldrás bien. Tus amigos te apoyan, Pablo. Nadie duda de ti.

No sabía si aquello era cierto o no, pero de todos modos Pablo necesitaba algunas palabras tranquilizantes. Yo considero que se las di.

10. La Duda  

Publicado por Oliver Luk

Al día siguiente me di cuenta que había sobrevivido a mi primer fin de semana sin mis amigos de siempre. Supuse que Tobías y Ana lo habían utilizado para conocerse mejor, y al no tener mensajes de ninguno de ambos, era más que obvio que se merecían este tiempo solo. Con la excusa de instalar un Home en mi habitación, nos reunimos con Tobías para hablar un poco.

- Esta semana fue garrafal - me dijo. - Anoche hablamos con Ana, porque quería preguntarle qué es lo que éramos o qué estábamos haciendo. Porque las cosas fueron distintas a la primera vez, y pensé que tal vez se había arrepentido de estar conmigo.

Escuchar hablar así a Tobías, realmente me asustó. De hecho, esa clase de comentarios de psicótico obsesionado, similares al tipo de 500 day of Summer, me dieron la pauta que tal vez Tobías se había metido de lleno en menos de una semana, y ella, pese a sentir lo mismo, seguía siendo distante, fría, como evitando enamorarse pese a lo bien que le hacía él.

- Me dio una respuesta evasiva - continuó. - Me dijo que sabía que esto era algo para el verano y que luego cada uno seguiría su camino, lo cual me parece perfecto. Pero... No sé, no puedo parar de pensar.

- Tal vez deberías relajarte un poco - le aconsejé. - Nadie sabe muy bien a dónde vas y te estás perdiendo de disfrutar algo por preocuparte por cosas que todavía no pasaron. Ve un paso por vez. Antes de ti, ella ya existía y tú lo mismo. No significa que porque no esté todo el día prendida de tu cuello, ella no te quiera. Está contigo, con nadie más, y eso ya es algo bueno. Disfruta, que para preocuparse, ya está todo el resto del grupo.

Ver a Tobías en esa postura le dio un aire de humanidad de la que antes carecía. Era como si sufriera los mismos temores que cualquier ser humano común. Dejó de ser el reservado personaje que se callaba completamente y finalmente daba un paso. Ojalá la historia entre ellos dos funcione, porque no puedo tolerar otra tragedia más en mis aledaños.

9. Invitación  

Publicado por Oliver Luk

Acepté la invitación de Rodrigo, porque pareciera que había leído mis pensamientos de que podía encontrarme con las defensas bajas. De hecho, hasta hace una semana atrás, ese imbécil era la última persona con la que me sentaría a compartir una cerveza, pero las cosas mutaron. Me encontraba en una etapa donde ni siquiera yo sé quién soy, por lo que mis principios morales realmente estaban dejando mucho que desear.

- Tuve que donar a mi perro - me dijo. - No era justo que viviera la misma vida que yo, así que se lo di a una amiga. Yo lo tenía encerrado casi todo el tiempo, y ahora al menos tiene un patio grande y otros perros para jugar. No serán de raza, pero son perros igual.

- No voy a decirte lo que verdaderamente pienso - respondí. - Será algo para que te enojes.

- Ahora dímelo - exigió. - O dejo de hablarte.

- Bueno, si es lo que quieres - respondí. - Pienso que conseguiste ese perro apenas te mudaste porque te sentías solo, ahora que ya hiciste relaciones sociales te das cuenta que no tienes tiempo para él y lo desechas. Porque es lo que haces, desechas a las personas cuando ya no las necesitas.

Fue un golpe realmente muy duro, porque interpretó rápidamente por qué motivos se lo dije. Como era obvio en él, se enojó.

- De ahora en más mediré lo que tengo para decirte - comentó. - Tienes esa tendencia a juzgarme por todo.

- No sabía que te importaba tanto - contesté, sonriente y vencedor.

Después hablamos acerca de lo que estaba pasando. De Marcelo solo, sin planes y de Tobías con Ana, en algún lugar de la ciudad. Necesitaba hablar con alguien ajeno a mi entorno, pero que a la vez conozca a mis amigos. Él era la persona perfecta.

Pero no aportó mucho, sólo me aconsejó empezar de cero si mi ambiente ya no era confortable, lo cual, si hubiera querido que me digan lo que yo en realidad pensaba, me hubiera ahorrado toda la explicación. Pero no había salidas mágicas en este tema, irme era la única que me quedaba.

- ¿Te dejo en algún lado? - me preguntó, cuando dimos nuestra quinta vuelta en el auto. - Tengo que ir a ver a otras personas.

- Déjame en casa. No tengo ganas de ver a nadie.

- O sea, aceptaste salir conmigo porque no te quedaba otra - se intentó ofender. - De todos modos seguro nos veremos, en Navidad posiblemente.

- Tú dices eso porque sabes que soy el único que te queda en la ciudad - retruqué. - Porque no te queda otra opción.

Me golpeó sonriendo al no saber qué responder. Me bajé del auto y le dediqué una sonrisa sincera.

- Te extrañé, Rodrigo.

Respondió un "yo también" a la distancia cuando me giré para entrar en mi casa, tal vez en shock por mi comentario inesperado. Pero no extendí más la situación, simplemente me encerré y lloré en el secreto de mis paredes pintadas de naranja.

8. Panorama  

Publicado por Oliver Luk

Me encontraba atrapado en aquel cumpleaños, y por más que intentaba mentirme a mí mismo diciendo que podía estar todo bien, las cosas que me rodearon realmente me sacaron de quicio. Erica y su marido tuvieron una organización complicada, que dejó como saldo dos camionetas rotas sin ninguna explicación. Simplemente hoy quisieron dejar de funcionar. Marcelo estaba más furioso aún, porque su moto se había pinchado por tercera vez... en menos de 24 horas. Vanesa, que había llevado a su pequeño hijo, tuvo una casi divorcio con su marido porque llegó a las 8 de la mañana a casa, no fue a trabajar y ella le pidió que se fuera, y como si todo el dolor de la situación no fuera suficiente, su organismo quiso que tuviera su periodo... en la fiesta y sin previo aviso. Me pidió que la llevara hasta su casa, que dicho sea de paso queda literalmente en la otra punta de la ciudad, para que lleguemos y descubra que no había llevado la llave. Y por si toda esta miseria humana no fuera suficiente, Ana puso una mala cara al descubrir que nosotros justo llegamos en el momento en que Tobías se había ido a trabajar, por lo que ni siquiera pudieron saludarse. Eso, realmente, me molestó.

Ahí estaba yo, creyendo que la relación entre Ana y Tobías no iba a afectarme en lo más mínimo, y ahí estaba la realidad. Con una Ana, siempre alegre y sabia, ahora convertida en una dependiente. Ya no era más mi amiga, ahora era la novia de él. Esa era una etiqueta que pensé que sólo debía debíamos enfrentar socialmente, no entre nuestros verdaderos lazos.

Pero el golpe de gracia, sin dudas, se lo terminó de llevar Marcelo.

Venía de ir a retirar su moto después de llevarla al taller, y tal vez insultar a los mecánicos, cuando pasó por detrás mío y me dio un par de golpes. Lo insulté a los gritos, delante de todas las criaturas. Unos minutos más tarde, regresó y me pegó de nuevo.

- ¿No hay otra persona que quieras ir a golpear? - pregunté, de forma simpática.

- Es que quiero pegarte a ti, mientras todavía puedo hacerlo - respondió.

Me di la sensación de que le hablaba a una persona que se estaba por morir. O como una persona que estaba a punto de hacerlo. Fue un diálogo triste, un comentario desafortunado, pero lo que más me dolió es que Marcelo se dio cuenta que estoy marchándome. Tal vez Tobías también, de una forma mágica y rebuscada, esta vez se había dado cuenta que las cosas cambiaron, y que no fue culpa de nadie. Sólo tenía que pasar.

El chiste de los tres mosqueteros ya no era el mismo. Dos de ellos, inconscientemente, ya estaban enfrentados y el tercero no podía continuar inmune a eso.

7. Cumpleaños  

Publicado por Oliver Luk

El cumpleaños del hijo de Erica no será recordado como una gran fiesta, puesto que a simple vista no pasó nada que alterara a nadie. Sin embargo, los conflictos estuvieron bajo la superficie. Ocultos. Escondidos entre sonrisas complacientes para que nada se detectara.

El día de por sí empezó de mal augurio, cuando recibí un mensaje de Rodrigo diciéndome que volvía a la ciudad y si tomábamos un trago esa noche. En ese momento le dije que se lo confirmaba luego, porque primero tenía que ver qué hacían mis amigos, ya que yo en mi total inocencia de las cosas, pensé que el drama entre Ana y Tobías se había resuelto y las cosas podían funcionar a la perfección.

Nada más lejos de la realidad.

Siguiente tema en cuestión fue que le pedí ayuda a Tobías para la instalación de un equipo que me había comprado, porque de hecho soy bastante inútil. Pero el problema fue que Tobías me respondía los mensajes, afirmándome que podíamos hacerlo, con mucho encanto y con bastante verborragia.

Eso me dio una mala sensación.

Es que Tobías y yo tenemos un vínculo donde nuestras charlas por mensaje se reducen a "ok" o a "sí". O directamente ya informando de lo que tenemos que hacer, a veces ni siquiera hay respuesta, directamente cuando nos vemos lo hablamos. Y el hecho de que me haya respondido de esa forma, me dio una pésima sensación, ya que o intentaba que nuestro vínculo se fortaleciera o quería caerme bien por el tema de Ana.

Y no es que quería sonar paranoico, pero si su mágica emoción por mi persona, aún más si es que cabía, era por Ana, realmente me iba a enojar demasiado. Pero no podía ir a decirle "me molesta que me trates bien", porque ahí corría riesgo de que me rompiera la cara directamente.

Martha insistió en que compremos un regalo entre todos, por lo que Ana y yo finalmente tuvimos que depositar nuestro capital para comprar un obsequio a una criatura que lo rompería en menos de un día. Para todo esto, nos atrasamos alrededor de una hora.

Y cuando llegamos finalmente al cumpleaños, a dos casas de la casa de Tobías, la situación no fue mejor.

6. La Pregunta Trampa  

Publicado por Oliver Luk



Si hasta hacía media hora, si bien no defendía a Marcelo, tampoco estaba en su contra, lo que hizo luego ameritó un par de puñaladas traperas por lo incoherente de su actitud del día.

Cuando fui a buscarlo y me llevó a casa, me dijo que Tobías le había pedido la moto para buscar a Ana. Luego vendrían a mi casa y juntos veríamos Lost, la serie que empezamos a ver desde hacía meses y ya terminábamos la tercer temporada.

- Hagamos lo siguiente - dije. - Yo te doy la llave, tú vienes con Tobías, le das la llave a él y que vuelvan con Ana antes de que venga Emilio... por una cuestión de que necesitamos dejarlo entrar.

- Pero es que Tobías se queda conmigo - respondió. - Recién va a ir a buscarla a Ana para las 21.30.

- Entonces no tiene sentido lo de la llave.

Marcelo, para mi sorpresa, reaccionó de una forma histérica ante mi comentario.

- Oh, ¿por qué no dejas que Tobías la vaya a buscar en paz?

Lo miré, preocupado por su salud mental.

- ¿Qué diablos te fumaste? ¡¿En qué momento dije una cosa así?!

Marcelo malinterpretó mis palabras, pero estaba claro que había una parte de él que quería que yo dijera lo que, tal vez, eran sus propios pensamientos.

Pero por si los males no fueran muchos, cuando llegaron los chicos golpearon la puerta de mi habitación. Al abrirla vi que Marcelo estaba como a dos metros de distancia, pero Tobías no figuraba por ningún lado, por lo que deduje que se quedó en el patio hablando por celular.

- Tobías nos abandonó por Ana - me dijo, preocupado.

- Ah - respondí, volviendo a sentarme en la computadora, a sabiendas que su historia no tenía sentido.

- Pero, ¿por qué esa cara? - dijo. - ¿Es por lo que te conté?

Realmente me preocupaba.

- No, Marcelo, no tengo ninguna cara en particular - respondí.

Me puse hablar sobre lo que leía de una forma entusiasta, que no recordé a Tobías hasta cinco minutos más tarde cuando entró en mi habitación. Me dijo que quiso hacerme un chiste que no salió bien, pero la duda me saltó al instante. ¿Estaban intentando que dijera algo sobre el tema? Es decir, después de todo, ¿Tobías desconfiaba de mí?

5. Indignadas  

Publicado por Oliver Luk


Llegar a la casa de Martha y ver a Guillermina, no me llenó de paz espiritual precisamente.

- Estoy furiosa - dijo Martha. - ¿Con qué necesidad va a contarle a Susana lo de la fiesta a la que no está invitada? ¿Con qué necesidad le cuenta que Jessica y Emilio tienen problemas?

Marcelo odiaba a Jessica. Si bien a nadie de mi grupo le caía bien, él directamente la odiaba. Y Jessica quiso hacer una despedida de año invitando sólo a mujeres, excepto a Susana. Además, corrieron los rumores, por boca de Martha, que la reciente convivencia entre Emilio y Jessica no estaba yendo del todo bien.

- Es una conversación de tres - defendió Guillermina la postura de Martha. - No tiene por qué enterarse el resto.

La charla sobre Marcelo continuó hasta el hartazgo.

- Yo opino que está cambiado - dije, finalmente. - Que algo le pasa aunque no sé bien qué. Dudo que también él lo sepa.

- Está causando conflictos - sentensió Martha. - Está haciendo lo mismo que tanto criticó de Lucas. Ahora yo voy a tener que hablar con Jessica antes que se entere por otro lado.

Lo cierto es que no era la primera vez que Marcelo metía en problemas al resto por algo que le contaron y no supo reservarse, pero pareciera que realmente no tenía respeto alguno por las palabras de Martha.

De todos modos, las cosas no sólo terminaban ahí. Había más conflictos por explotar.

4. Charla de Aceras  

Publicado por Oliver Luk

Hace un par de días entré en crisis y cometí un error. Encontrar online al socio de Marcelo y contarle por chat lo que sentía por Tobías. Luis, que aparte de sufrir las consecuencias de ser socio de Marcelo, es descaradamente hermoso, agradable y ex líder de una banda, me respondió que ya lo sabía. Que se había dado cuenta un día que él hizo un chiste en referencia a Tobías y que no me cayó nada bien.

Esa tarde, Marcelo me convenció de salir de mi casa e ir hasta su trabajo. Yo esperaba ir a ver a Martha y a Guillermina, pero ambas me dijeron que tenía que deshacerme de Marcelo primero antes de pisar el hogar de ellas.

Luis, por su parte, en el momento de mi partida, me arrastró hasta la vereda y quiso hablar conmigo.

- ¿Te consideras una persona impulsiva?

- Depende sobre qué - respondí. - Generalmente medito mucho antes de hacer las cosas.

- Yo creo que no vale la pena arruinar una amistad como esa, tan fuerte y tan sana, por una cuestión así. A menos que me sorprenda y él sienta lo mismo.

- No, no lo creo - le dije. - Escucha, yo te dije las cosas de una forma impulsiva, es cierto, porque estaba desesperado. Pero todo tiene su explicación lógica. Algo rebuscada, pero una explicación al fin. Lo que yo te propondría es que un día que no tengas nada que hacer, tomamos un café y hablamos bien.

En ese momento pasó Lucas, dándose por entendido en ese momento que yo había roto mi ley de quedarme encerrado y ahora salía a la vida. Eso presentaba un problema a futuro, pero me iba a preocupar cuando llegara.

- Por supuesto. Yo sé que quieres hablar con alguien fuera de tu entorno.

- Claro.

Nunca le dije que la posibilidad de tener una conversación a solas era más interesante que todos los problemas que yo pudiera llegar a tener. Pero al igual que Tobías, era mejor que siga viviendo en un mundo donde nunca se supiera la verdad.

3. El Actuar de Marcelo  

Publicado por Oliver Luk

Si había alguien a quien esta nueva relación de Tobías iba a afectar, era a Marcelo. Desde hacía unos meses que acostumbramos a ser solamente nosotros tres, y si bien a mí me afectaba demasiado estar de las dos partes, una vez que pude superar me di cuenta que era hora de aguantar el drama del otro amigo.

Claro que no iba a reconocerlo como algo fácil, sino que iba a demostrarlo con otras facetas menos agradables aún.

- Hablé con Agustina - me contó, en concepción de otra amiga en común. - Vimos como una buena opción la idea de irnos de viaje a la playa. Estaríamos tú, yo, Tobías, ella y Magalí. Claro que sería conveniente invitar a Ana también.

- Dudo mucho que la dejen - respondí. - La vez pasada para salir de la ciudad yo tuve que someterme a un detector de mentiras ante los padres. No creo que sean tan benevolentes que la hija se vaya a la playa con un grupo de adolescentes.

- Entonces es un problema, porque si ella no va, Tobías no va a ir. Eso hizo con Emilce el año pasado.

Se refería a la tormentosa relación que Tobías tuvo con Emilce, que ocasionó que el sujeto se apartara de todo el grupo al que ella no le caía bien, sólo para que luego le destroce el corazón.

- Realmente a mí poco me importa - reconocí. - ¿Acaso crees que no voy a hacer un escándalo si decide quedarse sólo por ella? Si ustedes fueron tan inútiles de no saber decirle las cosas de frente y prefiririeron criticarlo de espalda, es problema de ustedes. Al menos yo voy a hacer el intento.

- ¿Por qué le quieres arruinar la felicidad? - me preguntó, indignado. - Se nota que no te gusta verlo feliz.

Me quedé observando intentando entender si fue un chiste malo o un comentario real.

- ¿Qué?

- Y sí, él puede estar con ella poco tiempo, porque luego ella se va. A nosotros nos ve el resto del año.

Me saturó levemente esa postura.

- Deja de autocompadecerte - le respondí. - Si quieres que Tobías vaya, por lo menos has el intento y deja que él sea el que decida. Aparte, yo tengo las cartas hacia él diciéndole "yo jamás te dejé de lado", y hacia ella las de "yo jamás te abandoné cuando me necesitaste".

Pero Marcelo no se iba a detener.

- Pero la diferencia es que al menos Tobías no te necesita.

2. Tobías  

Publicado por Oliver Luk

Para asimilar todo lo que había pasado, me había aislado del mundo durante dos días. No quería saber cuánto modificaba mi vida lo que había sucedido, y me encerré hasta encontrar una forma de enfrentarme a la nueva situación.

Sentía que mi amistad de cheque en blanco con Tobías tenía un límite, que era Ana, y que lo había cruzado. No sólo era la situación de que lo había hecho, sino más bien cómo.

Cuatro días atrás, dio un espectáculo vergonzoso y aberrante delante de todos. Abusó de las emociones que Ana sentía sobre él hacía tiempo atrás y decidió dar un paso adelante, pese a que veinte minutos atrás estaba en pleno histeriqueo con Susana, con quien se acostó tres días antes.

- Hay dos Tobías en mi cabeza en este momento - le dije, esa siesta cuando no dejé que descanzara antes de ir a su trabajo de nuevo. - Mi mejor amigo y el imbécil ebrio del sábado pasado. ¿Te das cuenta de todo lo que hiciste? Sabías bien lo que ella sentía por ti, sabías bien que veinte minutos atrás te escribías con Susana y sabías bien cuál era mi posición al respecto. Siento que borraste todo lo que habíamos hablado y por un impulso quisiste meter la pata. Y vengo a hablar contigo porque me encuentro en pleno debate sobre si abrazarte o romperte la cara.

Tobías permaneció serio, como intentando encontrar la fórmula para poder defenderse de mis conclusiones.

- Tienes razón - finalmente dijo. - Entiendo tu postura, pero quiero que sepas que lo que siento por Ana es real. Aparte, yo creo que tú me conoces, y tú sabes que no soy un hijo de puta que se aprovecha de la situación.

Tenía que reconocer que si bien no había meditado esa faceta, era una postura cierta. Siempre supe que era el ser humano perfecto para Ana. Perfecto para todo, en realidad.

- Y ahora tengo bronca, porque tu forma de verme va a cambiar, y yo quiero que todo siga perfecto, como hasta ahora.

Tuve un impulso de abrazarlo, como si me sintiera culpable de provocarle daño. Pero imaginé que iba a quedar algo contradictorio de mi parte.

- Haré mi mejor esfuerzo para eso. Me quedará el recuerdo de esa noche, pero las cosas de nuestra amistad son totalmente positivas. No sería tan estúpido de echar a perder una de las pocas cosas sagradas que tengo.

Aunque, confiezo, miles de veces tuve la oportunidad. Aunque Tobías jamás lo supo.

1. Actualmente  

Publicado por Oliver Luk


Para iniciar una historia tiene que haber un final previamente. Una etapa debe terminarse para que comience una nueva.

Siempre fue así mi ritmo de vida. Por eso es que llegué a la conclusión de que debo disfrutar las cosas mientras estén y cómo estén, porque quizá ya no exista un mañana. Y por lo menos, tendré la consciencia tranquila de que hice todo lo que pude mientras pude hacerlo.

Quizá metí la pata, quizá no lo hice bien, pero hice lo que sentía. Tomé decisiones, quizá fueron las correctas o quizás fueron manotazos de ahogado, pero debía tomarlas. Es que no puedo simplemente quedarme estancado. Debo avanzar, eventualmente, hacia algún sitio.

Por eso es que voy emigrando. Dejo personas en el camino, pero siguen con sus vidas. El mundo no se detiene por mí, y le estoy agradecido por eso.

Tobías y Ana formaban parte del poco equilibrio que tengo el mundo, y ahora que habían decidido comenzar una relación que los unía emocionalmente, mi lugar de confort se volvió inhabitable.

Es como si las paredes de mi habitación fueran verdes, y en un abrir y cerrar de ojos fueran naranjas. No se malinterprete, el naranja es mucho mejor que el antiguo color que tenía, pero de todos modos no es mi lugar.

Así que emigro, me voy a ir a buscar mi sitio. No significa que no vuelva de visita de vez en cuando, ni tampoco significa que no me duela partir ni que extrañe a mares ese sitio que antes me acogió y me protegió. Pero debo encontrar el lugar con las paredes verdes.

Introducción  

Publicado por Oliver Luk

Es una historia tan antigua, que se han escritos millones de cosas al respecto.

Es la del joven que decide iniciar algo con la hermana de su mejor amigo, sin estar seguro de lo que siente. Sabiendo que puede fallar. Sabiendo que puede causar daño.

Es de la inocente hermana que desde hace tiempo está enamorada del mejor amigo de su hermano mayor. Que muestra no interesarse tanto y que no va a ser sincera por mucho dolor que le cause.

Es la del hermano que está envuelto tan tanta mierda y que desea matar a su (ex) mejor amigo, pero no puede hacer sufrir así a su hermana, por lo que debe contenerse.

Es una historia tan antigua que se han escrito miles de cosas al respecto, pero después de un año en donde uno atraviesa todas esas clases de malas experiencias, esta es la que se lleva el primer puesto.