15. Y el Momento Llegó  

Publicado por Oliver Luk

Tiene que haber algo de profético en los distintos pensamientos que tengo, porque esa noche, fue la noche en donde realmente todo terminó mal. Horas antes lo presentí y me propuse disfrutarlo. Ni siquiera pude, porque antes que yo pudiera hacerlo, todo el caos explotó en mi cara como si fuera una bomba y nunca me pude recomponer del impacto.

Fue todo más o menos así.

A las 21, nuestra intención era estar en la casa de Gitano, quien hacía una cena, según Lucas, para conmemorar que se recibió junto con Pablo. Pablo, a su vez, tenía que hacer una guardia nocturna, por lo que era imposible contar con su presencia.

Cerca de las 18, hablo con Tobías vía chat para organizar la salida. Le pregunté si necesitaba que lo pasara a buscar, y que le avisara a Ana si quería ir, y que todos me avisen antes de las 21 así yo reorganizaba mi vida dependiendo de sus respuestas.

Tobías confirmó su presencia y que sí iba a necesitar que pasar por él, pero jamás obtuve nada sobre Ana, por lo que esperé a que Guillermina y Martha llegaran para poder partir todos juntos.

Apenas nos subimos en el auto, un huracán decidió acernos compañía en el viaje hasta la casa de Tobías. Y me remitiré como viaje, porque la casa de Gaitano me quedaba más cerca y sin necesidad de hacer el desvío en medio del tornado. Por cierto, pasando por la terminal de omnibus casi nos lleva por delante un colectivo, pero sobrevivimos por suerte (?).

Guillermina iba contando todo el camino acerca de la dura separación de Paola y Pablo, y como ella de repente quiere aferrarse a todos los amigos de él cuando, en cuatro años de relación, nunca quiso a ninguno. Cuando estuvimos enfrente a la casa de Tobías, lo llamé.

- Estoy afuera - dije.

- Uh, yo todavía ni me bañé - me dijo, el estúpido.

- Son las 22, ¿cómo es posible que no te hayas arreglado cuando quedamos en que te pasaba a buscar a las 21? - pregunté, indignado. - ¿Qué hacemos? Bajamos a esperarte.

- No, no - dijo. - Vayan a la fiesta directamente. Yo estoy con Emilio. Esperaremos a que pase la lluvia y él me llevará.

Corté el teléfono de mal humor. ¿Un mensaje avisándome que los planes habían cambiado era mucho pedir?

Indignado e insultándolo, fui hasta la casa de Gitano, con la esperanza de esperar a que Tobías apareciera, insultarlo de frente y luego sí poder tener el resto de la noche en paz.

Que equivocada estaba mi filosofía.

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