53. El Quiebre  

Publicado por Oliver Luk


Debo reconocer que me intrigaba.

Era como una prueba de fuego. No costaba nada para Marcelo, o para Martha, o para Ana, o para cualquier otro personaje sacrificar una noche de salidas por mí. De hecho, lo habían realizado en diferentes oportunidades. Pero algo en mi interior temía que Tobías no tuviera la capacidad de lograrlo. Como si no lo considerara tan capaz de renunciar a toda una manada de personajes que andarían detrás de él, ahora que entró en vacaciones.

Para mi sorpresa, lo conseguió.

- Les dije a todos que me iba a ver una de las chicas de la fiesta de Cristian - me contó. - Es una forma de asegurarme que no molesten.

Sorprendido, porque esa clase de cosas las hacía yo, pero a la vez beneficiaba a la imagen de Ana, que ante todos los demás, él ya haya decidido proseguir con su vida.

- Espero que no llegues al punto de tener que mentirme alguna vez a mí - comenté.

- No te preocupes - aseguró. - A ti no tengo por qué inventarte nada.

- Simplemente me sorprende que de todas las cosas que tengo, tú vienes a aprender justo las malas - acoté.

E hicimos lo que generalmente hago con la gente con la que me reúno: vimos series, se cortó la luz, charlamos de la vida, perdimos el tiempo en pavadas. Fue un buen momento, algo que quizá nos debíamos.

Hablamos acerca de las pasiones. Confesó que siempre quiso hacer algo relacionado con la música, con el corte y confexión, y que además tenía ganas de empezar a escribir algo.

Y en un momento, esa nueva y determinante necesidad de hablar con él con respecto a lo que me pasaba por dentro, y que no pude hacerlo.

Contrario a eso, le dije que sentía una atracción por Javier. Y en un momento se me fue tan de control esa situación que terminé inventando una historia de amor y fantasía con Javier, que de hecho estaba totalmente para partirlo al medio, pero me excedí tanto que tuve que confesar que era mentira.

Aún así fue un avance. Al menos sabía que había algo más detrás de mi juego.

Pero esa noche representó un quiebre, tanto en mí como en los días posteriores. Tobías había pasado todas las pruebas y sabía que en realidad nunca había fallado en ninguna. Entonces, ¿qué es lo que funcionaba mal?

El escudo. El último escudo. La carta de aquello que quería decirle pero que no podía hasta que me liberara por completo de ese sentimiento que tan bien me hizo durante tanto tiempo.

El mundo exterior me terminó por saturar. Ana y Tobías decidieron terminar la relación en buenos términos y quedar como grandes amigos. Javier y Belén comenzaron su romance oficialmente y se lo comentaron a Marcelo, quien descubrió que ya no tenía emociones hacia la chica sino que era su miedo atroz de perderla por su sobreprotección en ella. Todos de repente habían encontrado su lugar en el mundo, el mismo que una vez hicieron inhabitable.

Y entonces exploté.

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