35. Los Otros
undefined undefined,
undefined
undefined
En medio del segundo capítulo en nuestras Noches de Lost, la luz decidió no favorecernos más con su energía y todos quedamos a oscuras, así que dimos por terminada la velada y quedamos en volver a reunirnos el martes.
Cuando íbamos en camino a casa de Tobías, volvió a preguntar acerca de qué es lo que estaba pasando.
- Estos días estuve escuchando rumores extraños - comenté. - Hablaron de ti. Hablaron de ti y Eugenia. Hablaron de ti y las chicas. Y sinceramente soy partidario de los rumores. Me encantan, pero no cuando se meten con personas que quiero y a la vez esto puede generar consecuencias, porque no va a faltar el imbécil que haga llegar esta información a Ana.
Para mi sorpresa, Tobías enfureció.
- ¿Y por qué tú no le dices nada?
- Porque si me opongo a que sigan repartiendo esos rumores, los seguirán haciendo igual, nada más que no me los vendrán a contar - remarqué. - Y creo que es más conveniente que tengamos un manejo de esa información.
A Tobías le pareció razonable mi plan.
- Estoy saturado - reconoció. - Esta semana no dejaron de pasar cosas estúpidas y ridículas. Lo de Javier anoche fue el colmo de la estupidez.
Me contó a grandes rasgos cómo fue que Javier, ebrio total, volvió a encarar otra discusión grupal sin el menor sentido, totalmente colérico en reacción a su grupo de amigos.
- Yo me siento igual que tú - respondí, apoyándome sobre mi auto estacionado en la vereda de su casa. - Todos de repente perdieron la razón, y quiero mostrar que esto no me afecta, pero estoy muy metido dentro de todos los hechos. Es casi imposible permanecer inmune.
- Echémosle la culpa a las festividades - luego rescató. - Supongo que esta semana las cosas van a volver a acomodarse.
- Esperemos - sentencié.
Pero aún había algo más que acotar, y aproveché el apagón eléctrico para hablarlo, pese a que todavía no lo tenía bien formulado en la cabeza.
Cuando íbamos en camino a casa de Tobías, volvió a preguntar acerca de qué es lo que estaba pasando.
- Estos días estuve escuchando rumores extraños - comenté. - Hablaron de ti. Hablaron de ti y Eugenia. Hablaron de ti y las chicas. Y sinceramente soy partidario de los rumores. Me encantan, pero no cuando se meten con personas que quiero y a la vez esto puede generar consecuencias, porque no va a faltar el imbécil que haga llegar esta información a Ana.
Para mi sorpresa, Tobías enfureció.
- ¿Y por qué tú no le dices nada?
- Porque si me opongo a que sigan repartiendo esos rumores, los seguirán haciendo igual, nada más que no me los vendrán a contar - remarqué. - Y creo que es más conveniente que tengamos un manejo de esa información.
A Tobías le pareció razonable mi plan.
- Estoy saturado - reconoció. - Esta semana no dejaron de pasar cosas estúpidas y ridículas. Lo de Javier anoche fue el colmo de la estupidez.
Me contó a grandes rasgos cómo fue que Javier, ebrio total, volvió a encarar otra discusión grupal sin el menor sentido, totalmente colérico en reacción a su grupo de amigos.
- Yo me siento igual que tú - respondí, apoyándome sobre mi auto estacionado en la vereda de su casa. - Todos de repente perdieron la razón, y quiero mostrar que esto no me afecta, pero estoy muy metido dentro de todos los hechos. Es casi imposible permanecer inmune.
- Echémosle la culpa a las festividades - luego rescató. - Supongo que esta semana las cosas van a volver a acomodarse.
- Esperemos - sentencié.
Pero aún había algo más que acotar, y aproveché el apagón eléctrico para hablarlo, pese a que todavía no lo tenía bien formulado en la cabeza.
This entry was posted
on 22:07
and is filed under
1. La Casa de las Paredes Verdes
.