36. Otras Verdades
undefined undefined,
undefined
undefined
- ¿Sabes que creo? - dije, apoyándome sobre mi auto. - Cuando se aferra a mí, inconscientemente lo voy sometiendo a una serie de pruebas. No sé por qué lo hago, pero es como que quiero gastar todas las posibilidades de que en algún momento me haga daño.
Tobías pensó un segundo lo que terminé de decir. Para mi sorpresa, le resultó lógico.
- Yo no me voy a enojar... - respondió. - Porque te conozco.
Suspiré algo angustiado por todo.
- Sólo que no puedo creer esta etapa - reconocí. - A estas alturas y después de todo lo que pasamos, no puede ser que me sienta inseguro como tu amigo.
Esa charla fue breve, pero significante. Porque a partir de ahí, o a partir de muchas otras cosas que pasarían, significarían algo. Cambiarían.
El problema era llegar a ese grado de aceptación.
Y más que aceptarlo yo, el problema luego sería hacer que Tobías lo acepte.
Tobías pensó un segundo lo que terminé de decir. Para mi sorpresa, le resultó lógico.
- Yo no me voy a enojar... - respondió. - Porque te conozco.
Suspiré algo angustiado por todo.
- Sólo que no puedo creer esta etapa - reconocí. - A estas alturas y después de todo lo que pasamos, no puede ser que me sienta inseguro como tu amigo.
Esa charla fue breve, pero significante. Porque a partir de ahí, o a partir de muchas otras cosas que pasarían, significarían algo. Cambiarían.
El problema era llegar a ese grado de aceptación.
Y más que aceptarlo yo, el problema luego sería hacer que Tobías lo acepte.
This entry was posted
on 22:08
and is filed under
1. La Casa de las Paredes Verdes
.